La exposición arqueológica ‘El tiempo perdido’ propone una aproximación a los primeros pobladores de Canarias
El Centro de Interpretación de La Fortaleza de Santa Lucía volvió a abrir sus puertas este jueves después de tres meses cerradas debido a la situación de estado de alarma. La reapertura se ha hecho con la presentación de la exposición, ‘El tiempo perdido. Un relato arqueológico de la Tirajana indígena’, que propone una aproximación evolutiva a la ocupación de la zona de La Caldera, apoyándose en los trabajos realizados en el yacimiento de esta zona arqueológica de la isla de Gran Canaria. El proyecto divulgativo se acompaña de una publicación que, en conjunto, revela el significado de espacios y geografías casi olvidadas como los “Riscos sagrados de Umiaya”, Udera o Ansite.
La estructura expositiva se vertebra en diez módulos temáticos que explican la ocupación histórica desde los primeros registros documentados entre los siglos III-IV, a la conquista y colonización de la zona en el siglo XVI. Para ello, recupera el significado de espacios y geografías como los “Riscos sagrados de Umiaya”, Udera o Ansite. Estos módulos están conformados a partir de dibujos y fotografías, así como de infografías didácticas que permiten conocer de primera mano los trabajos arqueológicos realizados.
Además, la exposición reúne cincuenta piezas de materiales arqueológicos procedentes de los fondos de la colección Sánchez Araña, El Museo Canario, así como aquellos registros recuperados en las diferentes campañas. Muchos de estos materiales serán expuestos por primera vez al público.
Por otra parte, la publicación que acompaña a la muestra desarrolla los diferentes módulos temáticos que la componen presentando, por primera vez, una narrativa sobre la evolución histórica y territorial de Tirajana que, por otro lado, permite entender el devenir del resto de la isla de Gran Canaria. Este volumen cuenta con la colaboración de diferentes profesionales de la arqueología como Javier Velasco, Verónica Alberto, Rosa Fregel, Teresa Delgado, Antonio Tejera, Paloma Vidal, Jacob Morales, Pedro Henríquez y Germán Santana.
Contiene en sus páginas un variado repertorio de opciones gráficas, algunas de ellas empleadas por primera vez en la difusión de la arqueología canaria como el renderizado 3D, el generar una imagen digital a partir de un modelo o escenario en tres dimensiones utilizando diversas profundidades, iluminación y texturas, con el objetivo de disponer de una imagen realista desde cualquier perspectiva del modelo.
El conocimiento alcanzado con las intervenciones arqueológicas, dataciones, estudios documentales, análisis entomológicos, antracológicos y genéticos, entre otros, nos conecta con el pasado. En este sentido, la directora general de Patrimonio Cultural, Nona Perera, indica que los “procedimientos de investigación como la prospección, la excavación, el análisis de materiales, el estudio documental y las dataciones aportan, cada vez más, antecedentes de extrema relevancia” y añade que, “se ha progresado más en los últimos cuatro años de estudios sobre el pasado canario que a lo largo de un siglo. Los planteamientos, tanto del libro como los expuestos, permiten correlacionar una historia evolutiva de la que carecíamos. Esto va a facilitar la comprensión de nuestra historia”.
Las investigaciones realizadas han supuesto un salto en los conocimientos que se tenían, puesto que permiten relacionar elementos hasta ahora inconexos, reconstruir su modelo de sociedad e incluso extrapolarlo a otros núcleos. Tanto es así, que reúne los elementos necesarios para considerarlo un lugar sagrado con estructuras que parecen configurar gran parte de los yacimientos de la Caldera de Tirajana, un gran vértice sobre el que pivotarían yacimientos vinculados al mundo de los rituales. Esto otorga mucho más peso a la hipótesis que habla de La Fortaleza como causa y efecto de un gran paisaje sagrado y ritualizado.
Varios proyectos de investigación impulsados por Patrimonio Cultural se han conectado para arrojar un primer conocimiento de su historia primitiva, entre ellos, la reconstrucción genética, la evolución cronológica del territorio de la Caldera de Tirajana con las dataciones de los yacimientos, además de la investigación en los archivos, documentando que la zona fue una de las de mayor densidad de ocupación de la isla, hace unos 1.500 años, situando su largo desarrollo temporal hasta el siglo XVI. Estos datos transforman a La Fortaleza en una pieza clave para el estudio de la ocupación del territorio por la variabilidad de su registro, así como por el estado de conservación. Esta iniciativa, financiada por la Dirección General de Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias, cuenta con la colaboración del Cabildo de Gran Canaria, y los ayuntamientos de Santa Lucía y San Bartolomé de Tirajana.