Nuevos trabajos arqueológicos en el yacimiento de Buenavista en Teguise
En estas días se está procediendo al avance avance de los trabajos de campo que está realizando en el yacimiento arqueológico de Buenavista, en el municipio de Teguise. La investigación la está realizando el equipo de profesionales que lidera Pablo Atoche, catedrático de Prehistoria de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
El yacimiento de Buenavista fue descubierto al realizarse unas obras de mejora agrícola en la zona consistentes en la puesta en cultivo de algunos terrenos que habían perdido fertilidad y precisaban la renovación de la tierra y del enarenado.
Con dataciones que van desde el siglo X antes de la era actual y el VI de nuestra era, el yacimiento se ubica en una hondonada sobre la ensenada de El Río, considerada por algunos historiadores como “el mejor puerto de toda Canarias”. Rodeado por pequeñas elevaciones del terreno por las que corría el agua de lluvia que se almacenaba en una pequeña depresión que hacía la función de mareta, conserva “aún en buen estado” los restos de la primera edificación habitable de las islas.
El Cabildo de Lanzarote y la Universidad de Las Palmas están trabajando “para dar forma a un convenio de colaboración que permita explorar el yacimiento y obtener respuestas a los interrogantes que plantea este enclave, uno de los más antiguos del archipiélago canario”.
Desde el Cabildo se ha señalado que el conjunto arqueológico de Tiagua, donde se ubican los yacimientos de Buenavista y El Bebedero, debe ser “un centro de conocimiento, estudio y divulgación, pero también de esparcimiento, ocio y disfrute para residentes y visitantes”.
El yacimiento de Buenavista
El equipo de Atoche ha excavado ya una superficie de unos 150 metros cuadrados, “un 15-20% de lo que consideramos que puede llegar a ocupar el asentamiento”, y encierra aún numerosos secretos que descifrar.
En el año 2006 se puso en marcha la primera campaña de excavaciones arqueológicas en el yacimiento de Buenavista, trabajos que se prolongaron durante los tres años siguientes. Como resultado de esas cuatro campañas se recuperó gran cantidad de información y de registros arqueológicos contextualizados en una amplia estructura constructiva, destacando varias decenas de fragmentos cerámicos modelados a torno correspondientes a varios recipientes (ánforas y otros contenedores) y una terracota, diversas piezas metálicas pertenecientes a objetos elaborados en bronce, cobre y hierro, y un abalorio de vidrio, todo ello inmerso en una secuencia que lo sitúa en el ámbito de la cultura fenicio-púnica establecida desde finales del II milenio a.n.e. en el Círculo del Estrecho.
La amplia serie de dataciones y los registros materiales aportados por Buenavista, junto con los datos proporcionados por el cordón litoral de La Graciosa (yacimiento de El Descubrimiento), plantean nuevas e interesantes posibilidades en relación con el proceso inicial de colonización humana del archipiélago canario y con respecto al momento en que se inició la presencia fenicia en el Atlántico africano.
Durante años hemos visto a este equipo de investigadores y docentes universitarios, capitaneados por Pablo Atoche, realizar en silencio, de forma abnegada y comprometida, el complejo y laborioso trabajo en dos excavaciones diferentes de Lanzarote: El Bebedero y Buenavista. El análisis de las evidencias arqueológicas encontradas han dado unos resultados impresionantes y sorprendentes que vinculan a Lanzarote con las antiguas civilizaciones mediterráneas (fenicias, púnicas y romanas) dataciones de hasta el siglo X antes de Cristo, tal y como se ha certificado a través pruebas científicas de datación realizadas en laboratorios durante las diferentes campañas de excavación.
Frente a este riguroso trabajo de investigacion histórica que ha revelado no sólo que Lanzarote fue visitada o habitada por dichos pueblos de la Antigüedad Clásica y que explicaría muchas lagunas sobre el origen del poblamiento prehispánico del Archipiélago, sino que también ha arrojado valiosísima información sobre la antigua flora y vegetación de Lanzarote, que nos da una visión paisajística de una isla más verde y arbolada.
Pues bien, frente a esta línea de investigación existe otra, apegada a una especie de sueño romántico y legendario, que niega, rechaza o simplemente no atiende a lo que Atoche ha estado defendiendo desde hace años y años. Se trata de una pléyade de historiadores empeñados en no ver cómo una evidencia constatable que nuestra historia está ligado a un pasado Mediterráneo que visitaba, conocía y habitaba estas islas; y prefiere seguir dejando en el aire el origen incierto, sujeto a interpretaciones literarias, de cómo y cuándo llegaron los aborigen a Canarias.
Sólo espero que este nuevo cambio de rumbo y el apoyo institucional a este equipo de investigadores propicie más pruebas, evidencias y datos que clarifiquen científica y objetivamente cómo fue el pasado sobre el descubrimiento y poblamiento del Archipiélago, acabando con los oscuros años de creencias y rechazos de teorías románticas que despreciaban los resultados que historiadores como Atoche y Angeles Ramírez venían defendiendo.