[Editorial] La elección de apagar la Cultura y su efecto en cada uno de nosotros

 En Entrevistas, Opinión

Una sociedad parece condenada cuando la dirección que toman los gobernantes es la opuesta a la dirección que toman los ciudadanos para aferrarse a ella en tiempos de crisis. En boca de algunos, “cultura” no es más que otra materia con la que hacer política, un juguete con el que jugar al juego de ganar votos.

Sin embargo, el arte, desde las pinturas rupestres hasta las perfomances de Marina Abramovich, ha sobrevivido a cualquier sistema político y, claro está, a cualquier regidor público. No sin dificultades, pues a lo largo de la historia muchos artistas han tenido que lidiar, no sólo con las musas, sino también con la persecución y la censura.

La Cultura tiene el inmenso poder de crear conciencia, de explicar la vida, de mostrar ideas de otro modo soterradas; tiene la gran fuerza de llegar a las mentes de un solo brochazo, verso o sucesión de notas musicales. Tiene la potestad de ser crítica con el ostentador del poder y el deber de plantarle cara (igual que el periodismo) y además, se ha demostrado -si no lo sabíamos ya- que en tiempos críticos sirve como analgésico contra el dolor de sociedad y de pegamento en el proyecto conjunto de seguir adelante.

El gran apagón

Una vez superada la fase de confinamiento, los consumidores de productos culturales esperaban ansiosos la reapertura de las agendas culturales. En un principio, en Lanzarote sufrimos la noticia de la cancelación de los eventos organizados por las instituciones públicas hasta el mes de octubre, en una medida a todas luces más económica que sanitaria. Meses después esta medida se derogó dando pie a la celebración de eventos, donde el comportamiento del público para con la normativa fue excepcional. Fueron solo unas semanas de espejismo, pues de nuevo en Lanzarote vivimos inmersos en un apagón cultural solo iluminado gracias al esfuerzo de un puñado de iniciativas privadas.

No es este el lugar idóneo para debatir por qué las terrazas de los bares sí y los teatros, salas de conciertos y de exposiciones no. Pero sí es este el lugar para la reivindicación del trabajo de todos los artistas que están sufriendo de manera terrible las consecuencias de las cancelaciones que se han venido produciendo desde marzo hasta esta fecha y que muy posiblemente seguirán sin poder trabajar hasta bien entrado el año 2021.

El trabajo de un artista no es solo el concierto, la obra de teatro o la apertura de la exposición. El trabajo de un artista son las horas de grabación, de lectura, de ensayo, de tiempo, en definitiva, dedicado a crear. También del tiempo a promocionar su trabajo. Además, en este punto es obligatorio nombrar a todas aquellas empresas y personas que sin ser artistas, también forman parte del mundo de la cultura pues son los que hacen posible que el arte llegue al público: técnicos de luces y de sonido, montaje, taquilleros, transportistas, etc… Todos ellos, ahora mismo, están sufriendo las consecuencias de lo que se ha dado por llamar “apagón cultural”.

Y más que de un apagón, se trata de una elección. La elección de destinar los recursos a otros lugares, seguramente igual de indispensables. Y también, la elección de omitir un trabajo que, como seguramente no se considere rentable por las limitaciones de aforo (algunos tampoco lo consideran rentable a aforo completo), se crea mejor apagar y dejar en la estacada a las miles de personas que crean cultura o forman parte de ella.

Desde Cooltura nos queremos solidarizar con todos los agentes culturales de Lanzarote (y de España) de los que nos sentimos parte. Los medios de comunicación dedicados a la cultura están viviendo del mismo modo una situación terrible. A la falta de programación cultural, nos enfrentamos a un doble reto. El primero es informar de lo qué pasa cuando no pasa nada. El segundo, y el más importante para la pervivencia de los medios, es que la falta de actividad cultural es directamente proporcional a la bajada de la promoción de los mismos en los medios. Este hecho hace que tanto este medio, como otros, tengan que trabajar por su deber ante el público con una perspectiva de futuro que ahuyenta la supervivencia.

En Cooltura creemos que las instituciones deben ser capaces de encontrar las condiciones idóneas para la reactivación y desarrollo de sus agendas culturales y, de este modo, no dejar morir a un sector tan importante, no sólo para la economía, sino para las almas de los ciudadanos. Asimismo, las instituciones deben ser conscientes de las dificultades que atraviesan los medios de comunicación dedicados a la cultura. Este hecho no debe pasar desapercibido y por eso abogamos que se tenga en cuenta la importante labor de difusión que realizamos los medios para hacer llegar a cada casa la información relativa a la cultura de Lanzarote.

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