[Senderismo] Vega de San José – Teguise
Según el Diccionario de Toponimia de Lanzarote de Maximiano Trapero y Eladio Santana Martel, al igual que una hoya o una cerca, una vega siempre es una zona destinada al cultivo. Sin embargo, las vegas se caracterizan por ser lugares de mayor extensión, la mayoría de las veces de propiedad comunal.
En la isla, la toponimia acumula gran número de vegas y veguetas (la que más, sin duda, de todo el archipiélago) porque su geografía es la que proporciona mayor número de terrenos con las características que otorga al término “vega” el Diccionario de la RAE: parte de tierra baja, llana y fértil. Tan abundantes eran las cosechas en los años de lluvias que Lanzarote exportaba granos al resto de las islas, convirtiéndose, junto con Fuerteventura, en “granero de Canarias”.
El ingeniero italiano Leonardo Torriani, sin nombrar la palabra, lo advirtió a finales del siglo XVI:
“Esta isla tiene pocos barrancos, y entre las montañas se extienden hermosísimas llanuras, en donde el depósito de las aguas llovedizas y de las cenizas de aquellos volcanes, da una cosecha abundante de trigo y cebada”.
De este modo, impasible entre las montañas que ponen coto por el note al pueblo de Teguise, se sitúa la conocida como Vega de San José. En este paraje es posible realizar una ruta circular, de alrededor de 8 kilómetros, circundando la cara interior de Las Laderas y volviendo al punto de partida.
La ruta da inicio en el IES Teguise. Ahí se puede aparcar el vehículo y comenzar a pie a través del sendero de gravilla que nace exactamente en ese punto. Desde aquí, la ruta no posee mayor complicación que la de estar muy atentos para intentar otear la aparición de los guirres, en el aire, y de las hubaras, con su grácil forma de caminar, a ras de tierra. Un lugar perfecto para el avistamiento de aves.
Sólo hay que tener en cuenta que en la única bifurcación del camino, debemos tomar el camino de la izquierda en un primer lugar, si queremos dejar las sorpresas que nos depara el sendero justo en la mitad y al final del mismo. Una vez tomado el trazado de la izquierda nos dirigiremos hacia al norte a través de un camino sencillo que nos deja observar tradicionales forma de cultivo que aún perviven en la zona.
La ruta se conforma en un suerte de rombo. Al llegar a su pico norte debemos emprender la vuelta por la cara este, pero antes nos adentraremos un poco más a través de una vereda que lleva al Mirador de Morro Alto, cerca del Pico de Maramajo. Desde su cima (a 325 metros de altura) se puede observar una espectacular panorámica de la parte norte de Lanzarote, que vive bajo la protección de Las Laderas: la zona de El Jable hasta llegar al pueblo costero de Famara. Si la luz y las nubes acompañan, la vista que se obtiene puede ser un recuerdo imborrable. Eso sí, es recomendable llevar protección para el viento en este punto.
Descendemos el mirador, emprendemos la vuelta por la parte derecha del rombo (que en nuestro punto de vista seguirá siendo la izquierda) para seguir disfrutando del paisaje conformado por la vega. Es aquí cuando más fácilmente se pueden encontrar hubaras paseando por el terreno. Tras una sencilla vereda de tierra, una vez nos encontremos con unas ruinas debemos girar de nuevo a la derecha para volver al punto de partida.
Tras recorrer la ermita, seguimos el camino hasta alcanzar de nuevo la entrada a Teguise, donde habíamos dejado el vehículo.
CÓMO LLEGAR
Tan fácil como dirigirse al pueblo de Teguise y cruzarlo entero hasta llegar al instituto del pueblo. Aquí comienza la ruta.
DURACIÓN
Esta ruta circular se extiende algo más de 8 kilómetros. Si nos detenemos a disfrutar las vistas, puede durar entre 2 horas y media o tres horas.
DIFICULTAD
Baja. Es apto para familias y todo tipo de personas.
RECOMENDACIONES
Llevar agua, calzado adecuado para caminar por terreno irregular y cámara de fotos. No se debe pisar aquellos lugares donde haya líquenes y mucho menos arrancar muestras de vegetación. Protección para el viento.