Cristina Temprano: “Las instituciones y parte del público siguen viendo a la narración oral como un arte menor”

 En Entrevistas

La tradición y las costumbres no hubieran podido perdurar si no fuera porque, desde tiempos donde la escritura ni siquiera se concebía, los seres humanos nos hemos transmitidos el conocimiento que íbamos adquiriendo, las maneras de entender el mundo que se iban desarrollando y la forma de ver la evolución de lo que rodeaba nuestras vidas. La directora de ‘Palabras al vuelo’, Cristina Temprano, lo sabe bien.

Tras las consecución de las sexta edición de Palabras al Vuelo, ¿qué balance haces sobre el festival de este año?
Hemos recibido una gran respuesta por parte del público en todas las actividades. Los comentarios de la gente han sido del estilo “parece que va creciendo” o “cada vez es mejor”. Yo no sé si esto es así porque siempre he intentado que los narradores tengan un buen nivel, mezclando a profesionales con gente que comienza. Parece que a la gente le ha gustado especialmente el elenco de artistas de este año. Siguen valorando mucho los espacios y como se cuidan los detalles. El público nos ha acogido muy bien; hay habituales que repiten y esos habituales van trayendo a gente. También hemos recibido a más personas de fuera que han venido desde Gran Canaria y Tenerife ex profeso para el festival. Las instituciones han valorado la trayectoria del festival y nos han brindado bastante apoyo para que continuemos en años sucesivos.

Tal vez, esa sensación de afianzamiento que se ha ido instalando en el público del festival venga de la buena organización.
Contribuye que desde el principio la lucha fuera intentar transmitir que la narración oral es un arte que merece tanto reconocimiento como cualquier otro. Esta tarea cuesta porque por parte de las instituciones y por parte de mucho público se sigue viendo como algo menor por lo que se pueden generar prejuicios en personas que vean la publicidad y no se planteen acudir. Desde la primera edición hasta esta, sí que podemos decir que hemos ido sumando público y además ese público es muy variopinto. Es maravilloso ver que se ha llegado a mucho público diferente. Pero aún hay que seguir trabajando porque hay mucha gente en la isla que ha oído hablar del festival y no se anima a a venir por esos prejuicios.

¿Son esos prejuicios derivados de asociar al cuento contado con temas infantiles?
Sí, esto pasa muchísimo. Este año hemos querido desarrollar la labor de divulgación de que contar historias es para todas las edades. Y sobre todo para adultos. Es el arte de la comunicación más antiguo que existe y también el arte escénica. Si algo nos caracteriza como seres humanos es que somos seres narrativos: contamos desde que se inició el lenguaje. Es algo intrínseco al ser humano. La idea de que los cuentos son para niños viene implantándose en la sociedad desde finales de 1700 y principios de 1800 cuando comenzó a usarse la fábula y el cuento para adoctrinar a los niños. Al mismo tiempo, todos los cuentos que se contaban en las casas, al ser trasladados a la vía escrita pasaban un filtro y quedaron totalmente edulcorados. Las versiones adultas se fueron perdiendo de este modo y más al llegar al siglo XX cuando los adultos dejaron de contarse quizás por la implantación de la radio y de la televisión. Ahora toca desmontar todo esto para que la gente tenga en cuenta la narración. Mucha gente cree que contar es algo fácil, algo menor. Es cierto que todos tenemos la capacidad de contar y que todos contamos todos los días, pero para subirse a un escenario hay que tener un cierto bagaje.

¿Qué importancia tiene el cuento en el transporte de la tradición y los valores dentro de los diversos grupos?
Las sociedades se estructuraban en torno a un grupo de mitos, que son otra forma de cuento. Ese entramado de mitos sustentaba a cada pueblo y cultura. Daban una explicación al mundo, a su existencia, a la pregunta de dónde venían y hacia donde iban. En ellos iban incluidos todo el conjunto de valores morales y sociales de cada sociedad. Los cuentos están en la base de cada cultura. Es sorprendente cómo se ha dejado de valorar este hecho tan profundo.

En la edición de este año, varias de las actividades tenían como tema central el papel de las mujeres en la tradición oral. ¿‘Palabras al vuelo’ también hace su trabajo en la generación de conciencias más igualitarias?
En principio no fue algo premeditado, pero luego sí que se fue dando así. Creemos que fue importante la conferencia “El papel de la mujer en los cuentos populares” por varias cosas. Se está poniendo de moda versionar cuentos clásicos trasmitiendo la idea de que esos cuentos exportan una visión de la mujer sumisa y supeditada al hombre. Esto en realidad no es exactamente así. Estos cuentos que maneja la sociedad vienen de esas transformaciones literarias que han cambiado los cuentos originales que llegaban vía oral. Otra de las cosas que se ha perdido es la interpretación simbólica de esos cuentos. Creo que merece más la pena reencontrarse con esos símbolos que hacer versiones. Por ejemplo, Caperucita Roja simboliza el descubrimiento de la sexualidad en la pubertad al decirle a las niñas que sus cuerpos están cambiando y se van a encontrar con lobos. Ese cuento no tiene nada de malo, no es necesario que nos carguemos al lobo porque ese lobo existe en la sociedad. La literatura era evidentemente machista y misógina, pero creo que es mejor desmontar esto en lugar de cambiar los cuentos.

Teniendo en cuenta eso de que mucha gente considera la narración oral como un arte menor, ¿cómo llega un cuentacuentos al público?
Como todos los oficios artísticos, la narración oral tiene ciertas dificultades. La sociedad no valora mucho el trabajo de los artistas, muchas veces se escucha eso de que lo cuesta cierto espectáculo es mucho. Para que un espectáculo suceda hay muchas horas de trabajo detrás. En la narración oral es más fácil encontrar públicos infantiles que adultos, por ejemplo. Cuando quieres desarrollarte entre los adultos hay que perseverar mucho. La perseverancia es otra de las características de cualquier oficio artístico, lo que logra que en un momento determinado puedas vivir del oficio. Es un trabajo en el que el tiempo es clave, pues es el que te permite dominar lo que estás haciendo y poder llegar al público. ‘Palabras al vuelo’ quiso desde su inicio apoyar la narración canaria que hace seis años era totalmente desconocida en la península, incluso también entre islas, y hoy día eso ha cambiado, los narradores empiezan a circular entre islas y van cada vez más a la península.

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