Famara protagoniza una exposición en el Convento de Santo Domingo
Las paredes del Convento Santo Domingo lucen desde el miércoles las pinturas y esculturas de Juan J. Bonilla y las fotografías de Andreas Weibel. Ambos artistas muestran en sus obras diferentes facetas de la emblemática playa de Famara con sus ingredientes naturales como arena, agua y roca, pero que en su conjunto no deja a nadie indiferente. Inspirándose en la grandeza natural del arenal Juan J. Bonilla (Villa de Teguise, 1960) y Andreas Weibel (Zurich, 1967) han creado unas obras impactantes y sorprendentes, contrastando luz y sombra, mar y tierra, agua y aire.
La muestra recoge 14 cuadros con técnica mixta, 14 fotografías impresas en aluminio y 6 esculturas, que estudian la mera esencia de la playa de Famara con sus características singulares: olas azules, arenas ocres a doradas y el majestuoso risco con su textura alineada. Las fotografías, realizadas entre 2016 y 2022, abarcan paisajes desde las suaves dunas hasta el final del arenal, donde la roca del risco se impone a la playa. Para completar la experiencia Juan J. Bonilla también expone un surtido de esculturas combinando hierro con materiales naturales.
La exposición se puede visitar hasta el 22 de septiembre en horario de 10 a 13 horas y de 18 a 20:30 horas de martes a sábado y de 10 a 13:30 horas los domingos.
Sobre los autores
Juan Jesús Bonilla Abreut nació en Teguise un día de San Juan en 1960. Estudió Telecomunicaciones en la Politécnica de Las Palmas. Trabajó más tarde en un laboratorio fotográfico en Lanzarote. Posteriormente, creó una empresa de publicidad y entró en el mundo de la decoración. La madera, el hierro, el metacrilato, la rotulación son el mundo en el que se mueve durante muchos años. La pintura, la escultura en hierro y la música son desde siempre sus pasiones.
Juan Bonilla es autodidacta, investiga el color y sus reacciones, fusiona distintos materiales y técnicas, propone formatos y formas. “Combinar pinceles y trapos, pinturas y disolventes, hierros y formas, profesión e improvisación es divertido, a veces incontrolable, al tiempo sorprendente y casi siempre gratificante.”
“Haber pasado una buena parte de mi vida en la Caleta de Famara me ha marcado profundamente. La fascinación por el agua del mar y las olas con su inquietud y movimiento, sus texturas y matices, sus contrastes en negro y blanco envuelto siempre en azules y verdes, me persigue desde siempre. Poner una lupa encima y reflejar la esencia de las olas con unas técnicas novedosas es la razón de esta exposición”.