Fernando Savater: “El progreso es el avance en igualdad de derechos que respete la diversidad de preferencias”

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La conferencia del filósofo español Fernando Savater titulada “Regresando del progreso” inauguró el día 25 de abril en el Taro de Tahíche, el programa de actividades culturales del centenario.

Comenzó Savater refiriéndose a los griegos, que entendían el tiempo de forma circular, como las estaciones del año, y el progreso, más tarde, supone una forma de entender el tiempo, como una flecha lanzada a un blanco. El primer problema del progreso por tanto es su objetivo, “ver hacia qué se avanza”. “Si hay un argumento contra el progreso –según Savater– es la vejez; porque el tiempo no nos es favorable”.

La evolución de los seres humanos continúa, gracias a la tecnología, pero habría que preguntarse si quienes manejamos la tecnología somos mejores que los humanos anteriores. “Los seres humanos de hoy no somos mejores que los de antes, el verdadero progreso, el verdadero reto, sería ese”, dijo el filósofo: “Somos tan nosotros como hace 400 años”. Puso como ejemplo una hipotética vuelta a la vida de la poeta griega Safo, para quien el mundo de hoy sería incomprensible pero que entendería cualquier problema relacionado con los celos, la muerte o el amor porque “nuestros problemas sigue siendo iguales”.

“¿En qué hemos progresado realmente?”, se preguntó. Algunos progresos, como la electricidad, son positivos, pero conllevan a que también exista la silla eléctrica. Las carreteras nos hacen llegar más rápido a distintos luagares, pero obligan a talar bosques. “Hay que aceptar el reverso negativo de aquellas cosas que son positivas, porque no hay nada gratis, todos los progresos se pagan”. Para Savater, el mundo de hoy está hecho más a la medida humana que el de antes, “imponemos nuestra libertad”. “A nosotros –señaló– la Naturaleza nos ha programado para que nos podamos autoprogramar, si fuéramos perfectos no haríamos nada”. Los animales, en este sentido, son más perfectos que los seres humanos, pero lo que hacen bien y de forma especializada, es lo único que hacen. “Les cuesta convivir con nosotros porque les cambiamos sus circunstancias vitales constantemente mientras que nosotros vamos cambiando el mundo para que se nos parezca”.

La tradición, por otra parte, “considera que lo antiguo es más natural que lo nuevo, siempre ha sido así, pero una rosa y una bomba de neutrones tienen la misma química”. Además, antes se elogiaba lo que duraba mucho y ahora se elogia lo moderno, y “ni lo viejo ni lo nuevo es mejor porque sí”, ya que hay “cosas horrorosas, como enfermedades, que han estado siempre”. Esto es así porque la Naturaleza “no está hecha para darnos gusto”. De hecho, si hay cosas que son mejores que otras, esto es porque nosotros las percibimos así. “Cuanto más disminuyen las molestias en la vida, vemos más insoportables las que quedan”, dijo Savater, comparando a los seres humanos con la princesa del cuento La princesa y el guisante: “Los europeos se quejan de todo y no hay nadie que haya vivido mejor, nunca. ¿Qué dirán los demás habitantes del planeta si nosotros, los europeos, decimos que esto no hay quien lo soporte?”. Hoy el dolor nos desarma a pesar de que el ser humano lo ha aguantado siempre. Por eso ¿haber perdido la capacidad de sufrir es un progreso? , se preguntó. “No veo ninguna ventaja en sufrir pero si desaparece la capacidad de soportar dolor, eso nos debilita”.

También habló del conocimiento. Un niño ahora recibe más información que antes, mucha más, pero eso no quiere decir que tenga más conocimiento, que es la capacidad de profundizar y transformar esa información, y mucho menos, sabiduría, que es un paso más adelante. Hoy no se envidia a los demás por su conocimiento sino por sus posesiones materiales, y la experiencia ha dejado de valorarse, así como la pérdida de interés por la sabiduría, hace que los viejos importen menos que antes. “¿Eso es un progreso?”, dijo Savater.

“Lo difícil, por tanto, es establecer si hay o no hay progreso en algunos campos”. En política, dijo, hay algunos progresos indudables como la Seguridad Social, “que sí es una revolución de verdad”, la igualdad de derechos entre hombres y mujeres o el rechazo al racismo. “El progreso –destacó– es un avance en igualdad de derechos que respete la diversidad de preferencias”. “En principio nadie quiere regresar del progreso pero también nos gustaría que no fuera tan rápido”. No obstante, señaló que el tiempo no arregla nada, igual que el espacio, sino que depende de lo que hagamos nosotros, y de la misma manera, “el progreso tampoco resuelve las cosas de forma automática”.

Mención a Manrique

Antes de comenzar su conferencia titulada , con la que Fernando Savater , expuso algunas consideraciones sobre César Manrique. “Pero pocos casos hay como el de César Manrique, de haberse convertido, de alguna manera, en un maestro que enseña a mirar el paisaje, las realidades naturales; que escucha a la naturaleza y no simplemente, sin tratar de imponer un patrón inventado por él, sino que deja que hablen las realidades que existen y las reinterpreta de forma artística”

“Verdaderamente, esa simbiosis arte-naturaleza que logró Manrique, a mi parecer, es uno de los casos más extraordinarios de Europa. No creo que haya muchos sitios en el que haya triunfado, de tal modo, una visión no agresiva del arte en la naturaleza, y en un paisaje”, sintetizó.

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