Jason deCaires Taylor: “Si una obra de arte no causa debate público no está haciendo suficientes preguntas”

Fotografía: Jason deCaires Taylor

Jason deCaires Taylor es un escultor, ambientalista fotógrafo submarino profesional nacido en 1974. Es graduado en Escultura por el Instituto de Artes de Londres. Sus trabajos de sitio permanentes abarcan varios continentes y exploran predominantemente entornos marinos sumergidos y de marea. Sus obras escultóricas multidisciplinarias exploran temas modernos de conservación y activismo ambiental.

Escultor prolífico, se convirtió en el primero de una nueva generación de artistas en trasladar los conceptos del movimiento Land Art al ámbito del medio marino. Ganó notoriedad internacional en 2006 con la creación del primer parque de esculturas submarinas del mundo, situado frente a la costa oeste de Granada en las Indias Occidentales. Otros proyectos importantes incluyen el Museo Atlántico (2016), aquí en Lanzarote, una colección de más de 300 esculturas y formas arquitectónicas sumergidas, la primera de su tipo en aguas europeas.

Recientemente, su trabajo ‘Rising Tide’ ha sido blanco de las críticas de un sector político. Ese sector quiere retirar la obra de si localización en el MIAC y guardarla. ¿Por qué crees que se hace esto esto?
Personalmente no estoy seguro, ya no vivo en la isla y realmente no sigo la política de allí o las relaciones personales entre los políticos. Sin embargo, me parece muy extraño que una obra de arte muy popular, que tiene un mensaje directo sobre el cambio climático, haya sido atacada de esta manera por un gobierno que pretende preocuparse por el medio ambiente. Es obvio que hay otros motivos en juego.
Es una pena porque las esculturas son aclamadas por la crítica y unen muy bien el paisaje industrial y el MIAC. Algunas personas dicen que la eliminación se está haciendo para dañar los éxitos y la reputación del gobierno anterior; algunas personas dicen que los patrocinadores del gobierno actual sienten que estas obras de arte amenazan el negocio de otras obras de arte en la isla. Yo personalmente no lo sé.

Como artista, ¿cómo te sientes cuando la política interfiere en los caminos del arte?
Siento que si una obra de arte no está causando una discusión o debate público, entonces no está haciendo suficientes preguntas y tiene el peligro de volverse simplemente decorativa. Sin embargo, cuando pienso en la eliminación o censura de obras de arte con fines políticos, me recuerda a algunas de las sociedades más básicas.

El 1 de octubre escribiste que el verdadero poder del arte es desenmascarar el poder a través de la verdad de la estética y no a través de la especulación. ¿Qué podemos hacer, como sociedad, para evitar que esto suceda?
Creo que es muy importante verificar de hecho gran parte de la información que publican los medios de comunicación, desde que comencé el proyecto en Lanzarote me atacaron constantemente con fines políticos, muchas mentiras donde se habló sobre mí y mi trabajo para dar forma a una narrativa política particular.
Personalmente, creo que todos los medios de comunicación no deben ser de propiedad privada, deben ser auditados para garantizar su precisión y una lista de todos los accionistas, propietarios e intereses creados debe ser transparente para el público.

Post del 1 de octubre publicado por Jason deCaires Taylor

“El poder real del arte radica en su capacidad para desenmascarar al poder, para ofrecer la verdad a partir de los hechos estéticos y no de la especulación en torno a intereses oportunistas. El arte elimina el velo y hace visible lo que se esconde tantas veces detrás de las obviedades. El traslado de la obra “rising tide“ —instalada mediante una cesión de diez años frente al MIAC— desde la bahía de Arrecife a un almacén en una nave industrial, es un asalto directo a la capacidad de la creación y la cultura para interpretar el presente. Supone, además, una cesión de territorio en la lucha contra el cambio climático que Lanzarote entera encarna como pocas islas en el mundo. (Una acción así no parece compadecerse de las propuestas que ampara la democracia en materia de diálogo, pues esa retirada sólo posee sentido para quienes construyen la política como un dispositivo de autoperpetuación. Es decir, para quienes no pueden, no quieren o no saben mirar un poco más allá de sí mismos). No puedo sino añadir que la sociedad política que decide algo así está equivocada: todo parece indicar que su única visión consiste en la mera destrucción de lo realizado por sus predecesores”.