Nicolás Castellano: “Que la gente se suba a una patera, salte la valla o se muera es consecuencia de nuestras leyes”
El pasado 28 de mayo se proyectó en la sala José Saramago el documental ‘El naufragio. 30 años de memoria sumergida’ cuyo guionista es Nicolás Castellano. También es periodista de la Cadena SER especializado en contenidos sobre migraciones, cooperación y desarrollo. Durante los últimos 18 años se ha especializado en migraciones forzosas, ha sido enviado especial a catástrofes naturales como el terremoto de Haití de 2010 o el Tsunami de Japón en 2011, así como a emergencias humanitarias como la epidemia de Ébola de África Occidental o la de Somalia y ha realizado reportajes en más de 50 países de los 5 continentes. Castellano también ha escrito libros como ‘Me llamo Adou’, ‘Mi nombre es nadie’ o ‘De ida y vuelta’. Así mismo, ha sido reconocido con el IX Premio Derechos Humanos del Consejo General de la Abogacía Española, la Medalla de Oro de la Cruz Roja Española, el premio de Periodismo “Berta Pardal” o el Premio Periodismo Humano 2013, entre otros.
¿A qué hace referencia los 30 años de naufragio que le da título al documental?
El primer naufragio mortal documentado en las costas españolas fue el 1 de noviembre de 1988 en la playa de Los Lances en Tarifa, a partir de ahí se han sucedido 30 años de desgracias. Pero también hace referencia al naufragio de la sociedad, de la clase política y de nuestras leyes que generan miles de muertes. Nuestro sistema migratorio es mortal, es fallido, no sirve. El documental es una reflexión sobre todo esto. Hay varias referencias a la inmigración en Canarias: se cumplen 20 años del primer naufragio de una patera en las costas canarias, en la playa de La Señora en Fuerteventura; y también se cumplen 25 años desde la llegada de la primera patera a Canarias, en 1994. Llegaron dos saharauis que fueron recibidos con fiesta agitando la bandera del Frente Polisario. Fíjate cómo ha cambiado la cosa: rechazo, racismo y odio.
¿Hay correlación entre la postura de control de fronteras de los gobiernos con la visión que tiene la sociedad sobre la inmigración?
Veo un auge del racismo muy alarmante. Me dan terror los resultados de las elecciones europeas: Salvini, Le Pen, Hungría, Bulgaria, Polonia, todo lo que tenga que ver con el Brexit rezuma racismo y xenofobia. Crear un enemigo exterior siempre ha sido el chivo expiatorio de la propaganda totalitaria. A las instituciones locales también han llegado los agitan la coctelera del odia y creo que no nos los estamos tomando suficientemente en serio. Un parte de la sociedad tiene unos valores desarrollados, pero el resto permanece narcotizada a través de lo que Luis García Montero llamó “la piedad líquida”. Si ha más información que nunca, ¿por qué no queremos saber?
En esa anestesia en la que vivimos en materia de inmigración, ¿cuanta culpa tienen los gobiernos?
En materia de extranjería no hay política progresista ninguna y esto es culpa de la cobardía de los partidos y los pensadores de izquierda. En España no hay diferencia gobierne el PP o el PSOE. Se utilizan tópicos, ideas infantiles, simplistas que crean fast food ideológico que crea odio hacia una realidad tan compleja. La izquierda no ha creado un relato alternativo para explicar la inmigración. Europa va a implorar que venga los inmigrantes porque nuestra curva de natalidad nos hace viejos haciendo que hasta el Banco Mundial diga que de aquí a 2050 necesitamos 270 mil inmigrantes para que nuestra economía se mantenga. La cuestión es si vamos a seguir usando y tirando a las personas. Los partidos liberales, Ciudadanos o PP, también juegan con el discurso totalitario de VOX. Ese relato solo se destruye por el utilitarismo.
Si esa percepción de necesidad de la inmigración por nuestro beneficio se implantase, volveríamos a demostrar lo racista de nuestra sociedad.
Claro. Racista, centralista, ombliguista… Solo el 1% de la inmigración que ha llegado a España desde África ha sido por la vía irregular, sin embargo, todo el imaginario mediático y político ha generado miedo hacia la inmigración. Para cambiar esta visión se van a tardar muchas generaciones, solo el conocimiento lo consigue. En España, en 30 años han entrado 5,5 millones de personas y no hemos vivido ningún choque brutal ni mucho menos, son nuestros vecinos. Hay que borrar el tópico paternalista. Vienen a mejorarnos. No ha habido ningún país del mundo donde la llegada de inmigrantes haya supuesto un retroceso.
Parece que deberíamos repensar como tratamos los flujos migratorios.
Es muy difícil hablar de posibles escenarios. A nivel macroeconómico, África es el futuro. No hay ningún país europeo que esté creciendo a ritmo de dos dígitos: Ghana, Sudáfrica, Etiopía, Egipto, Marruecos, Túnez… Tienen un nivel de desarrollo económico brutal y hay muchos europeos que están trabajando en ese desarrollo. África también es el presente por tanto, es el granero de talento del planeta. En un futuro se puede dar la paradoja que vayamos tantos europeos a África que generen leyes migratorias para que los blanquitos paren de ir a aprovecharse de su desarrollo.
A veces, se trata la inmigración como un conjunto de cifras que puedan influir en la economía en la que estamos establecidos, ¿pero cómo se vive la inmigración en las propias fronteras?
Existe el tópico de que la gente que salta la valla o se sube a una patera es pobre. Para nada, ninguna de las personas que vienen a Europa son hambrientos. Son personas con estudios medios o superiores, preparados, los mejores de la familia y de los pueblos y a los que no les dejamos venir de otra manera. Que la gente se suba a una patera, salte la valla o se muera es consecuencia de nuestras leyes. En Dakar, Kinshasha, Rabat, Banjul se ven colas enormes en los consulados pidiendo visados para estudiar, hacer másteres y no les dejamos. La concesión arbitraria de visados es la prueba del algodón de que estamos cerrándole la puerta. Esto sería fácil de cambiar de quisiéramos porque es solo cuestión política.
¿Qué podemos hacer como sociedad para que esa visión de la inmigración al menos logre, con el paso del tiempo, difuminarse?
La sociedad es irremediablemente diversa para siempre, le guste a los racistas o no. Así lo va a seguir siendo, una sociedad rica. Espero que a corto plazo el racismo vaya cayendo y que los grupos sociales que sí promueven una movilidad humana más justa acaben imponiendo su discurso.