[Opinión] Cobrar a precio de mercado
EL AUTOR
Arturo Rodríguez es fotoperiodista. Es embajador de la UNESCO para la Reserva de la Biosfera de La Palma. Ha trabajado para EFE, Reuters, The Associated Press. Ha publicado trabajos para The New York Times, Greenpeace, Interviú, El País, El Mundo, Tiempo, Time Magazine, International Herald Tribune, Washington Post, USA Today, Der Spiegel, Paris Match, XL Semanal, Revista de La Vanguardia. En 2007 recibió dos premios World Press Photo en las categorías Spot News.
Esta mañana he tenido una conversación interesante con un colega de profesión en el bar donde siempre paro cuando vuelvo a Santa Cruz de La Palma, el Sputnik. Me comentaba apenado, que andaba como siempre. Dedicarse a esta profesión es muy complicado hoy en día pero, en provincias (muchos de los que lean esto lo saben bien) es mucho peor. El caso que me contaba me ha hecho pensar sobre qué sentido tienen las asociaciones de fotógrafos y las asociaciones o clubes en general.
Pues resulta que esto es una isla con apenas 80 mil habitantes, hay barrios en Madrid con más población, y existe una asociación de fotógrafos aficionados, ninguno de sus miembros o al menos eso me aseguran, se gana la vida con esto. Con esta cantidad de habitantes ya se imaginarán que las posibilidades de conseguir un encargo son escasas. Pocas empresas, pocas administraciones públicas y con raquíticos presupuestos.
Esta isla ha dado algunos buenos profesionales, la mayoría de ellos han tenido que migrar, entre los que me incluyo, y otros, aunque viven aquí, tienen que buscarse los garbanzos fuera. Muy pocos consiguen malvivir con lo que la Isla Bonita les ofrece. La asociación se formó hace ya unos años y todos pensamos que era una oportunidad para unirnos y conseguir cosas como grupo que eran muy complicadas como individuos, pensamos que se avanzaría en derechos y que era una gran oportunidad para remar todos en la misma dirección.
Al poco tiempo me di cuenta de que no era esa la intención, sino algo más lúdico. Perfecto, no tengo nada en contra. Ahora lo que me llega desde todas las direcciones es que hacen trabajos (recordemos que son profesionales de otras ramas y algún jubilado) para administraciones públicas y empresas a precios por debajo del mercado, ridículamente por debajo, simplemente para disfrutar de una acreditación en un concierto o evento deportivo. Esta práctica impide a los profesionales que pagan impuestos, ganarse el pan. Porque como ya he comentado, es poco lo que cae debajo de la mesa en este pequeño paraíso atlántico. Imaginen que montamos una asociación de conductores y le ofrecemos a los ayuntamientos el servicio de conductores para los concejales o para llevar a la gente a su casa durante las noches de carnaval a 25 céntimos el viaje, mientras tenemos nuestro trabajito por otro lado y además no tributamos por eso porque se supone que ese dinero es para la asociación.
Vuelvo al planteamiento inicial. ¿Qué sentido tiene esta y otras asociaciones que actúan de esta manera? Se supone que les gusta y disfrutan la fotografía. ¿Qué tienen contra los fotógrafos? ¿Hasta dónde llegan sus ansias de poder decir yo hice las fotos de esto o lo otro? ¿Es legal? Si al parecer pueden hacerlo, ¿habría que prohibirlo? Creo que deberían ser los propios amantes de la fotografía/socios los que se plantearan el daño irreparable que están haciendo. ¿Qué pretenden con esta actitud? ¿Colgar fotos en su muro de Facebook? Han llegado a contraprogramar el festival Fotonature, el más grande de Canarias. Ignoro si de manera intencionada, pero me parece curioso que cada vez que alguien organiza un taller o charla en La Palma exista también una actividad paralela y gratis. Si desaparece el Festival Fotonature porque el público tiene una alternativa gratuita, ¿a quién vamos a reclamar? Si desaparece el recién creado Centro de Fotografía Isla de La Palma por la misma razón, ¿a quién vamos a reclamar? ¿Diremos lo de siempre, “que en las islas nada funciona”?
Con esto pretendo invitar a la reflexión a quien hace esto y a quien lo permite o es cómplice como Ayuntamientos y Cabildos, colegios y empresas.
Me encanta que la gente disfrute de algo que amo tanto como la fotografía, soy fan número uno de Instagram y de la gente que no es “nadie” en este mundillo pero, señores, para trabajar hay que cobrar y pagar impuestos. Hay que cobrar a precio de mercado (porque a nosotros las cámaras no nos las paga ningún sueldo de funcionario) y para hacer un trabajo no podemos decir que ofrecemos 20 fotógrafos para cubrir un evento al precio de uno porque ustedes lo pasarán muy bien compartiendo experiencias y disfrutando de las nuevas lentes pero el profesional no podrá pagar el seguro autónomo ese mes. Dejemos de ser egoístas y pensemos que hay mucho talento intentando abrirse paso a través de miles de trampas. No pongamos más palos en las ruedas simplemente por el regocijo propio.
Aviso a navegantes: Cualquiera que quiera vivir de esto y/o simplemente aprender será bienvenido. Cualquiera que pretenda hundir más en el barro la fotografía, intencionadamente o no, me tendrá en frente.